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21.3.17

¡Viva el cuchareo! La receta de cocido del padre de Ro



Hoy queremos inaugurar una sección con la que rendir homenaje no solo al cuchareo patrio sino también a esas recetas de nuestras madres y abuelas (y nuestros abuelos también, válgame Dios, que los hay super cocinillas como mi papi). Queremos hablar de esas recetas de la infancia con las que hemos crecido; esos olores que te producen tanta alegría que te dan ganas de llorar: porque como las croquetas de tu madre seguro que no las has vuelto a probar en tu vida y porque esos sabores y esas recetas se quedan grabadas a fuego en nuestra memoria.

En mi casa de pequeños vimos como se experimentaban las ultimas novedades gastro. Mensualmente llegaba la que por entonces era la Biblia culinaria, El Club del Gourmet, que aún tengo por ahí almacenadas en cantidades ingentes. Cuando aún no existía el engendro de Internet, mi padre ya se las apañaba para conseguir siempre la mejor trufa blanca para casa y yo desde enana ya me recuerdo embobada mirándole al lado de los fogones. Luego llegaba el momento de todos a la mesa, y aquello parecía una cata de Masterchef en toda regla: allí no sólo hablábamos de la comida, sino que buscábamos entre todos cómo mejorarla, cómo hacer mejores combinaciones, que si aquello funcionaría mejor con lo otro y lo otro con aquello, y todos esos recuerdos me siguen viniendo a la cabeza cada vez que pruebo ciertos platos. 



A mí me pasa con cantidad de cosas, pero recuerdo con especial cariño sus habas con chocos y su versión del cocido madrileño o el arroz con leche de mi madrina Emilia. Tampoco hay día que no recuerde el olor de los churros que nos traía mi madrina por las mañanas, cada día, no importaba si llovía o tronaba. O la masa de pasta italiana casera que preparábamos los domingos, o el helado y la paella de pollo con alcachofas y judías verdes que hoy se ha convertido en uno de mis platos estrella con los amigos. Yo en Madrid suelo hacer estos platos para acordarme de mi hogar y de la family, y ¡diría que casi los bordo de tanto que me gustan! 

Y como todo en mi vida, este cocido es de todos lados y de ninguno a la vez, porque naciendo en Sevilla, con una abuela catalana y otra de Cuenca, pasando por muchos países y ahora viviendo ahora en Madrid una se va quedando con lo bueno de todos lados




Receta de cocido madrileño poco ortodoxo de mi papi 



Ingredientes

Y aquí, como en todo buen recetario de cocina española, priman las pizcas, los poquitos, los pellizcos y el ojímetro en general.

- 100 gramos de garbanzos por persona 
- Dos trozos hermosos de ternera 
- Un trozo de cerdo 
- Dos trozos grandes de pollo de corral 
- Un trozo de jamón de carnicería, con buen olor y sabor 
- Oreja de cerdo 
- Chorizo y morcilla al gusto 
- Huesos para caldo, bien limpios que si no, ¡amargan! 
- Cuatro zanahorias pequeñas 
- Un trozo de calabaza 
- Un puerro 
- Media col
- Un puñado de judías verdes 
- Una cucharadita de pimentón La Purísima

Como veis este cocido es con morcilla, sin panceta y sin apio, ¡cada maestrillo con su librillo! Además, aunque disfruto de tener tiempo para poder dejarlo que haga chup chup durante el tiempo que necesite, no siempre se puede estar pendiente tanto tiempo del fuego, así que también se puede tirar de olla express si no os da la vida. 




1. Se ponen en remojo los garbanzos la noche anterior si no queremos tener el cocido al fuego todo un día. Yo uso los garbanzos de Vegas Bañezanas porque los tengo a mano siempre y cogen muy bien el sabor, y de tamaño son más bien pequeños lo cual les da un toque. 

2. Se pone en la olla más grande que tengamos todas las carnes con un poquito de aceite y los cubrimos de agua fría. Si cuando se caliente salen impurezas de la carne, las quitamos con una espumadera o colador. 

3. Cuando hierva le echamos los garbanzos y lo dejamos a fuego bajo y aprovechamos para salar.

4. A la media hora sacamos el pollo y los huesos, metiendo las zanahorias, la calabaza y las judías verdes. Se deja cocinar dos horas más, que haga chup chup y los garbanzos vayan cogiendo bien el sabor del caldo. Muchas veces aprovecho en este momento y retiro un poco del caldo o bien para tomarlo como sopa o para usarlo para otras recetas. 

5. Ahora echamos la morcilla, el chorizo y la col y lo dejamos un ratito, hasta que los garbanzos ya estén en su punto. 



¡Y ya está!, ya lo servimos como queramos. Una servidora lo prefiere todo junto: caldo, carne y legumbres. Si vosotros sois de los que os gusta con pasta, aprovechad los últimos 5 minutos de la cocción para echarle los fideos o conchas. 

El cocido no es la única receta que recuerdo con cariño de mi infancia, ¡ni mucho menos! Hoy en día sigo echando de menos los filetes empanados y las acedías, unos lenguados pequeñitos típicos del sur que se ponían mucho de cenar a los niños en mi época. Ésa paella de la que os hablaba antes… ¡A lo mejor me vuelvo a poner nostálgica pronto y compartimos otra receta! 

Por cierto, ya que estoy aprovecho y os recomiendo que os paséis por la despensa de legumbres de nuestro ultramarinos de la tienda online, donde encontraréis todas las legumbres que queráis para vuestros platos de cuchara y cacharreo de peltre de la abuela para darle un toque viejuno a la presentación.

¡Que viva el cocidito madrileño!



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4 comentarios:

  1. Ayyy las acedías, anda que no he comido yo de esas en mi infancia! La receta me la apunto para hacerla este fin de semana, que ya me toca hacer de madre y que mis hijos coman un buen cocido casero!

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    1. Uy! Ya me dices qué tal te queda! Yo lo suelo hacer menos de lo que me gustaría, pero cuando lo hago triunfo!

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  2. Qué post más entrañable, cierto y maravilloso. Gracias por compartirlo! Un abrazo =)

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    1. A mí me ha encantado ponerme nostálgica! Gracias por pasarte :)

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