A día de hoy, estas piezas de lujo de la papelería continúan fabricándose de forma totalmente artesanal, asegurándose de esta forma que cada artículo es una obra maestra de ingeniería.
El Casco vio la luz en Eibar a raíz de la crisis de1929, cuando la empresa fabricante de armas de fuego Olave, Solozabal y Cía SA se plantea una diversificación en el mercado y comienzan a fabricar artículos de papelería con la misma calidad y precisión técnica que tenían sus armas: una bala debía desfilar por el cañón de un revolver con la misma absoluta precisión que una grapa debía desfilar por su carril.
80 años después, y con tanta historia a sus espaldas (o entre sus grapitas) puedes hacerte con la tuya pinchando aquí.