Capdepera es una pequeña villa al este de Mallorca, donde el tiempo se ha parado sobre las aguas cristalinas del Mediterráneo y la roca viva de la isla. A la hora de la siesta el silencio es casi sepulcral, solo si se aguza el oído se escucha un pequeño ruido. Como un roce de cañas, de fibra, con una cadencia ordenada, casi una melodía artesana que atraviesa las calles desiertas a esas horas.
Esta melodía proviene del taller de Catalina, donde en corro, un grupo de amigas, de artesanas, de artistas, se niega a dejar ir las técnicas que les enseñaron sus madres y abuelas. La cestería de palmito se ha practicado en la isla durante siglos, y hasta hace algunas décadas era una ocupación normal de las isleñas, que exportaban sus creaciones al resto de España. Como en otros lugares, la cestería tradicional mallorquina tendía a desaparecer hasta que estos grupos de mujeres mayores vuelven a tejer y a enseñar a todo aquel que quiera aprender. Poco a poco recuperamos nuestra identidad, la solera española que tanta alma nos ha dado.
Foto Carlos Fontales |
Se reúnen en corro, casi en silencio, donde sus manos se mueven al ritmo de la cadencia armoniosa que marca el palmito. Cada una tiene una labor, es especialista en una parte, y en esa pequeña cadena de trabajo artesana, todas son imprescindibles y crean cestos y capazos únicos y especiales.
Estas pequeñas historias son las que me llevaron a crear Real Fábrica, a recuperar técnicas que forman parte de nuestra esencia castiza. A aportar mi granito de arena a la recuperación de cosas que nunca debimos olvidar ni perder, haciendo todos estos tesoros más cercanos y dándolos a conocer a otros públicos.
Qué ilusión me ha hecho este post! El año pasado me case en Cpadepera y en el hotel puse uno de los capazos y mallorquinas de borreguito y violetas de Real Fabrica para los padres y hermanos. Qué casualidad! Lo bonito siempre se une 😉
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