Cocina Viejuna es una oda a los platos que viví todas mis Navidades. A esos menús locos que ideaban mis tías y mi padre todas las fiestas y con los que flipábamos todos los años. Ya os he contado cómo mi padre era un cocinillas experimentado de su época, que antes de la existencia de los blogs y newsletters, él ya estaba suscrito mensualmente a la que por entonces era la Biblia culinaria, El Club del Gourmet, que aún tengo por ahí almacenadas a montones. Mi padre era un experto cocinitas, y a mí me fascinaba mirarlo mientras se atrevía con los últimos electrodomésticos del momento (aún recuerdo cuando llegó a mi casa la primera batidora eléctrica) o cuando se atrevió por primera vez con un solomillo Wellington al horno que le salió de rechupete a la primera.
Espléndida Tortilla Alaska. Cocina Viejuna. |
Huevos rellenos de atún, una fuente enorme con las gambas colgando como si estuviesen a punto de sumergirse en salsa rosa hecha de mayonesa y ketchup, dátiles envueltos en bacon (gran combinación que me sigue encantando), varias tartas al whisky (tanto caseras como de las heladas de Frigo), muchos pepitos en los cumpleaños junto con medias noches de los rellenos más variopintos, toneladas de huevo hilado para decorar, infinitos vasos de gazpacho acompañados por melón con jamón en verano y muchas otras de estas delicias me acompañaron durante mi niñez en casa y han resurgido de sus cenizas analizadas por Ana.
Solomillo a la pimienta verde y Cóctel de Gambas
El libro es una chulada, no sólo porque reúne estas recetas tan locas y nuestras que todos hemos catado más de una vez en nuestra vida con unas fotografías geniales, sino porque también Ana se ha documentado para poder poner un origen a cada uno de estos platos y por qué fueron tan aceptados y famosos en su época. Y me pregunto yo... ¿no serán las esferificaciones las ensaladas en gelatina (puag) de nuestra época? ¿No serán los macarons el nuevo Pijama?
Gambas a la gabardina y Macedonia Clásica
Definitivamente, Cocina Viejuna va a triunfar. No sólo entre tus amigos más foodies y expertos en el tema por lo loco y guay de la propuesta de Ana, sino también entre todos esos amantes de lo viejuno (viejuno bien, como explica la autora al principio del libro) y nostálgicos que recuerdan como sus madres y abuelas se esforzaban en superarse en la preparación y decoración de cada cena y convite navideño, consiguiéndolos convertir cada comida y fecha señalada en una ocasión digna de restorán.